Algo con lo que no te mueras de hambre.
Por. Alan Quiroz.
El título que acabas de leer es terrible y desde luego no estoy de acuerdo con él pero resulta que esa es la idea que ronda en la cabeza de muchas personas cuando se enteraron de que quieres estudiar dibujo, diseño, arte, ilustración y demás profesiones ligadas a la cultura. Y créeme que entiendo tu frustración: lo he escuchado sistemáticamente durante los 25 años de mi vida profesional; misma que he dedicado a construir una industria alrededor del Diseño.
Intuyo que tú tampoco comulgas con esa idea (si llegaste hasta aquí algo me dice que eres creativo y aspiras a vivir de tus ideas) por tanto quisiera descifrar, a partir de tres premisas, por qué algunas personas están convencidas de que los creativos o quienes nos dedicamos al Diseño no tenemos profesiones “serias” como los demás.
Muchas profesiones que hoy en día son consideradas como “serias” o “de verdad”; surgieron en un momento cuando el mundo requería solventar ciertos retos o necesidades: muchas de ellas incluso surgieron en épocas de post-guerra; requiriendo así médicos, abogados, jueces, ingenieros y otras profesiones que fueran capaces de sanar, defender o reconstruir todo aquello que se necesitaba. Desde luego en aquellos momentos nadie pensaba que ser diseñador, artista o “creativo” en general fuera útil. ¡El mundo necesita profesiones de verdad! era el grito de aquella época.
Durante la segunda mitad del siglo XX cambiaron las necesidades y hábitos de consumo de las personas; forzando así el surgimiento de nuevas profesiones; y una vez más, universidades, liceos y academias en general se esforzaban por darle al mundo hombres y mujeres a la altura de los retos contemporáneos. Es entonces que nacen profesiones como la agronomía, biotecnología, física nuclear, alimentos, relaciones internacionales y un sin número de especialidades que tenían mucho sentido para un mundo que enfrentaría los estertores de dicho siglo.
La llegada del siglo XXI trajo consigo nuevos retos (muchos de ellos ni siquiera los vemos aún con claridad) y desde luego un avance tecnológico como nunca antes; ambos ejes forzaron cambios profundos en el funcionamiento de los medios de producción, por ejemplo: la forma en cómo se hacía, producía, distribuía y se comercializaba una película, una serie de televisión, un cómic o un libro en el siglo XX no tiene nada que ver con la manera en cómo funciona en este año 18 del siglo XXI.
En resumen: el mundo del siglo XX se quedó atrapado en la idea (creo equivocada) de que muy poco cambió con respecto del XXI y por tanto se afirma que son más importantes las profesiones que “mejorarán al mundo”; pasando por alto que las profesiones creativas, artísticas o visuales son fuente inagotable de cultura y que al dejar registro del hombre y su paso por el mundo, hacen de éste un lugar mejor.
Por último quisiera resaltar una idea: desde las cuevas de Altamira hasta la invención de Oculus Go® hay un mismo hilo conductor: la poderosa necesidad de entretenimiento y esparcimiento del ser humano; tal vez por ello la industria del entretenimiento se tornó en una de las más importantes del mundo trayendo consigo una derrama económica sin parangón.
Llegamos al punto en el cual el ser humano nunca dejará de pagar por entretenerse ya que ello le implica satisfacer necesidades (que no siempre son tangibles). Una prueba de ello son la ruptura de records en taquilla que un blockbuster rompe cada año, los suscriptores en ascenso de Netflix® y los fieles miembros de Xbox® Live.
Por ello afirmo que las profesiones más valiosas son aquellas que inciden cultural y socialmente en las civilizaciones; aquellas que además construyen el relato histórico de las naciones; aquellas que construyen la visión que tenemos del mundo; y por tanto las que encabezarán en el futuro cercano, la pirámide del consumo mundial.
Si me has seguido hasta aquí entenderás a la perfección la trascendencia que tiene una profesión creativa; desde luego no trato de compararlas con las profesiones de antaño; una profesión creativa ni es mejor ni peor que otra no creativa; simplemente coexisten en un ecosistema de consumo donde todas tienen cabida.
El mundo necesita quien lo cure de una enfermedad pero necesita también de quién le escriba una historia o de quién diseñe un personaje que le acompañe a lo largo de su infancia o probablemente durante toda su vida adulta.
Hoy más que nunca, necesitamos de alguien como tú que fortalezca al Diseño de Entretenimiento en México. ¿Podemos contar contigo?
Espero que sí.